Balnearios tradicionales, santuarios naturales, olas y spots para tablistas
Gracias a la Ley de Rompientes, promulgada en el año 2000, el Perú se convirtió en el primer país en todo el mundo en tener un sistema legal para proteger las olas como parte de su patrimonio inmaterial. Hoy, son más de treinta olas de la costa peruana que se encuentran protegidas.
Pacasmayo (La Libertad)
Entre el mar y las casonas republicanas de vibrantes colores, que dan forma al paisaje del balneario de Pacasmayo, se extiende el emblemático malecón Grau. Sus olas, largas y fluidas, son perfectas para los tablistas. También lo son para practicar kitesurf y windsurf, siempre que haya viento.
Cabo Blanco (Piura)
En 1956, el escritor norteamericano Ernest Hemingway visitó esta caleta, aumentando su ya legendaria fama costera. Allí, abundan especies como el pez espada, el merlín negro y el pez vela del Pacífico. Por ello, la pesca deportiva es una de las principales actividades en Cabo Blanco. Esta playa se ha convertido en una suerte de centro magnético para muchos tablistas experimentados, por su ola izquierda, que posee un tubo rápido de calidad mundial.
Chicama (La Libertad)
Cada verano, cientos de surfistas llegan a Chicama, a unos treinta kilómetros desde Trujillo, para domar a la ola izquierda más larga del mundo: un recorrido de casi 2,5 kilómetros.
Los Órganos (Piura)
Tiene dos zonas de oleaje. La primera es La Vuelta, que solo es segura cuando hay crecida desde el norte, por lo que solo debe ser desafiada por expertos. La otra es frente a Punta Veleros, con olas tranquilas, ideales para recién iniciados en el surf.
El Ñuro (Piura)
Esta caleta, ubicada al sur del distrito de Máncora, es el hogar de las tortugas marinas más grandes que se han registrado en el Perú.
Huanchaco (La Libertad)
Cuna de los caballitos de totora y una playa ideal para la práctica del longboard. Fue declarada Reserva Mundial del Surf por Save the Waves en 2013. Esto la convierte en la primera playa en obtener este reconocimiento en Latinoamérica.